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Mujer con dolores de espalda

Ejercicios para mejorar la postura y reducir el dolor de espalda

Hoy en día, nos enfrentamos al desafío de mantener una postura adecuada constantemente. Nuestro estilo de vida actual, con largas jornadas frente a pantallas y dispositivos móviles, favorece la aparición de problemas posturales como puede ser la chepa o joroba. Esta curvatura excesiva en la zona superior de la espalda, conocida médicamente como hipercifosis dorsal o simplemente cifosis, no solo afecta nuestra apariencia física, sino que también puede desencadenar dolores crónicos y limitar nuestra movilidad.

Afortunadamente, existen diversos ejercicios para mejorar la postura que pueden ayudarnos a contrarrestar estos efectos negativos. Estas actividades, que pueden realizarse tanto en espacios cerrados como al aire libre, fortalecen los músculos que sostienen nuestra columna vertebral y nos ayudan a mantener una alineación correcta.  

Postura de la espalda y sociedad actual  

Los problemas de espalda se han convertido en una preocupación creciente en nuestra sociedad. Esta condición no solo afecta la apariencia física, sino que también puede provocar dolores intensos, dificultad para respirar y una sensación constante de cansancio. La curvatura excesiva de la columna torácica ejerce presión sobre los órganos internos, limitando su funcionamiento y generando malestar generalizado.

Este problema postural ha aumentado significativamente en las últimas décadas, coincidiendo con la transformación de nuestros hábitos cotidianos. Los trabajos de oficina, que requieren permanecer sentados durante horas frente a ordenadores, han reemplazado a las actividades físicas que antes formaban parte de nuestra rutina diaria. Asimismo, el uso constante de dispositivos móviles nos lleva a adoptar una postura perjudicial conocida como "text neck", con la cabeza inclinada hacia adelante, ejerciendo una presión adicional sobre la columna vertebral.

Este comportamiento repetitivo a lo largo del tiempo debilita los músculos de la espalda y fortalece incorrectamente otros grupos musculares, desequilibrando nuestra estructura corporal.  

¿Se puede corregir la curvatura de la espalda?

Ante cualquier problema postural persistente, lo primero que debemos hacer es consultar con un profesional médico. Un especialista podrá evaluar el grado de curvatura, descartar condiciones subyacentes y recomendar el tratamiento más adecuado para cada caso particular. Esta evaluación inicial es fundamental para establecer un punto de partida y determinar las expectativas realistas de mejora.

Una vez realizada esta consulta, es importante comprender que, si bien no podemos garantizar una corrección total en todos los casos, sí es posible lograr mejoras significativas en la postura y reducir la curvatura excesiva. La clave está en la constancia y en seguir un enfoque integral que combine ejercicios específicos, ajustes en los hábitos diarios y, en algunos casos, terapias complementarias.

El tiempo necesario para observar cambios positivos oscila entre seis y doce semanas, siempre que se mantenga una rutina consistente. Durante este período, es fundamental trabajar en el fortalecimiento de los músculos que sostienen la columna vertebral, especialmente aquellos ubicados en la parte superior de la espalda, el pecho y el core (abdominales, lumbares, pelvis y glúteos).

Ejercicios para fortalecer los músculos de la espalda y mejorar la postura

La joroba o chepa puede abordarse de forma eficaz mediante una serie de ejercicios diseñados específicamente para fortalecer los músculos que sostienen la columna vertebral y estirar aquellos que se han acortado debido a malas posturas. Estos movimientos, realizados de manera regular, pueden ayudar a reequilibrar las tensiones musculares y promover una alineación más saludable de la espalda.  

Estiramiento de pecho con puerta

Este ejercicio se centra en abrir el pecho y estirar los músculos pectorales, que suelen acortarse cuando pasamos mucho tiempo encorvados. Al elongar estas estructuras, facilitamos que los hombros regresen a su posición natural hacia atrás, contrarrestando la tendencia a la curvatura frontal.

Colócate en el marco de una puerta con los brazos extendidos a los lados, formando un ángulo de 90 grados con el cuerpo. Apoya los antebrazos o las palmas de las manos en el marco. Avanza un pie hacia adelante y desplaza suavemente el peso de tu cuerpo hacia ese pie, sintiendo cómo se estira la parte frontal del pecho. Mantén esta posición durante 20-30 segundos, respirando profundamente. Realiza 3 repeticiones, descansando brevemente entre cada una. Para intensificar el estiramiento, puedes modificar la altura de los brazos.  

Rotación torácica en suelo

Este movimiento ayuda a mejorar la movilidad de la columna vertebral y fortalece los músculos rotadores del tronco. Además, contribuye a liberar tensiones acumuladas en la zona media de la espalda, donde suele manifestarse la joroba.

Recuéstate sobre un lado con las rodillas flexionadas a 90 grados y los brazos extendidos frente a ti, con las palmas juntas. Manteniendo las rodillas y caderas fijas, rota lentamente el brazo superior hacia atrás, abriendo el pecho y siguiendo el movimiento con la mirada. Llega hasta donde te resulte cómodo sin forzar y mantén la posición durante 2-3 segundos. Regresa a la posición inicial y repite 10 veces. Cambia de lado y realiza el mismo número de repeticiones. Completa 3 series en cada lado, descansando 30 segundos entre series.

Elevación de omóplatos

Este ejercicio fortalece los músculos romboides y trapecio medio, fundamentales para mantener los hombros en su posición correcta y contrarrestar la tendencia a la curvatura frontal característica de la chepa.

Siéntate en una silla con la espalda recta o ponte de pie. Deja que los brazos cuelguen relajados a los lados del cuerpo. Eleva los hombros hacia las orejas, como si quisieras encogerte, y luego llévalos hacia atrás y hacia abajo, dibujando un círculo. Concéntrate en juntar los omóplatos al final del movimiento. Mantén esta contracción durante 3 segundos y luego relaja. Realiza 3 series de 12-15 repeticiones, descansando 45 segundos entre series. Este ejercicio puede realizarse en cualquier momento del día, incluso mientras trabajas en el ordenador.

Extensión torácica con rodillo

Este ejercicio ayuda a movilizar la columna torácica, precisamente la zona donde se desarrolla la joroba. Al realizar extensiones sobre un rodillo de espuma, contrarrestamos la posición encorvada habitual y promovemos una mejor alineación vertebral.

Coloca un rodillo de espuma en el suelo y recuéstate sobre él, de manera que quede perpendicular a tu columna, a la altura de la zona media de la espalda. Cruza los brazos sobre el pecho o colócalos detrás de la cabeza para mayor estabilidad. Deja que la cabeza y la parte superior de la espalda se extiendan hacia atrás, creando un arco suave. Mantén esta posición durante 20-30 segundos, respirando profundamente. Mueve ligeramente el rodillo hacia arriba o hacia abajo y repite el estiramiento en diferentes puntos de la columna torácica. Realiza este ejercicio durante 3-5 minutos en total.  

<h3> Plancha frontal modificada

Este ejercicio integral fortalece el core, estabilizando la columna y mejorando la postura general. A diferencia de la plancha tradicional, esta variación pone especial énfasis en la activación de los músculos que contrarrestan la postura encorvada.

Comienza en posición de plancha sobre los antebrazos, con los codos alineados bajo los hombros. Asegúrate de que tu cuerpo forme una línea recta desde la cabeza hasta los talones. Activa el core y, lo más importante, concéntrate en separar los omóplatos, como si quisieras ensanchar la parte superior de la espalda. Mantén esta posición durante 20-30 segundos, respirando normalmente y sin hundir la zona lumbar. Descansa y repite 3-4 veces. A medida que ganes fuerza, puedes aumentar gradualmente el tiempo hasta llegar a 60 segundos por repetición.

Rutinas diarias para reducir la chepa

Más allá de los ejercicios específicos, es fundamental incorporar hábitos saludables en nuestra vida cotidiana para mantener una postura adecuada. Estos pequeños cambios, realizados de manera consistente, pueden marcar una gran diferencia en la salud de nuestra columna vertebral y en la prevención de la joroba.  

Actividad física regular

Mantenerse activo es esencial para fortalecer los músculos que sostienen nuestra estructura ósea. Las actividades aeróbicas como caminar, nadar o andar en bicicleta mejoran la circulación sanguínea, nutriendo los tejidos de la columna vertebral y facilitando su recuperación.

También son muy beneficiosos los deportes que requieren una alineación vertical del cuerpo, como el yoga, el pilates o la natación. Estas disciplinas no solo fortalecen los músculos posturales, sino que también aumentan nuestra conciencia corporal, ayudándonos a identificar y corregir posturas inadecuadas.  

Para quienes buscan opciones más estructuradas, el entrenamiento funcional ofrece excelentes resultados, ya que se enfoca en movimientos naturales que mejoran la fuerza y flexibilidad de todo el cuerpo. Asimismo, los ejercicios para fortalecer el core son fundamentales, pues este grupo muscular actúa como un corsé natural que estabiliza la columna.

Ergonomía y salud postural

El entorno en el que desarrollamos nuestras actividades cotidianas juega un papel crucial en nuestra postura. Adaptar nuestros espacios de trabajo y descanso puede prevenir la aparición de la chepa y aliviar molestias existentes.

Si trabajas frente a un ordenador, asegúrate de que la pantalla esté a la altura de tus ojos, evitando así la necesidad de inclinar la cabeza. La silla debe proporcionar un buen soporte lumbar, y tus pies deben apoyarse completamente en el suelo. Considera la posibilidad de utilizar un soporte para documentos si necesitas consultar papeles mientras trabajas, colocándolo junto a la pantalla para minimizar los movimientos del cuello.

Además, es importante realizar pausas activas cada 30-45 minutos. Durante estos breves descansos, puedes realizar ejercicios de calentamiento sencillos que reactiven la circulación y relajen los músculos tensionados. Algo tan simple como ponerse de pie, estirar los brazos hacia arriba y realizar suaves rotaciones de hombros puede marcar una gran diferencia.

Conciencia postural continua

Mejorar y corregir nuestra postura es quizás el hábito más valioso que podemos cultivar. Esto implica prestar atención constante a cómo mantenemos nuestro cuerpo, tanto en movimiento como en reposo.

Un truco efectivo consiste en colocar pequeños recordatorios visuales en lugares estratégicos: una nota adhesiva en el monitor, una alarma en el teléfono o incluso una pulsera especial pueden servirnos como señales para verificar y corregir nuestra postura varias veces al día. Con el tiempo, esta práctica consciente se convertirá en un hábito automático.

Recuerda que cada pequeño esfuerzo cuenta. Incluso si solo puedes dedicar unos minutos al día a estos ejercicios para mejorar la postura, los beneficios se irán acumulando con el tiempo. Tu columna vertebral te lo agradecerá, y notarás como, progresivamente, tu cuerpo recupera su alineación natural, liberándote del dolor y las limitaciones asociadas a una mala postura.